jueves, 22 de septiembre de 2011

ALGUNOS MUROS DE PIEDRA. SEPARAR LA NADA DE LA NADA

Todos estos muros guardaban. Hoy es fácil decir que separan la nada de la nada. Sin embargo la función de las cosas cambia, o al menos pueden percibirse de otra manera. Diseminados por el monte o en la vecindad de las poblaciones, humanizan como nadie la soledad de estos parajes.

Muros protectores de campos
Este discreto pero efectivo muro delimitaba los huertos de as Suertes en a Huerta de Rodellar, el lugar más fértil del valle y situado en la orilla izquierda del río Alcanadre.

Muros separadores de caminos
Este es el precioso Camino Cheto que une esta pequeña población con Rodellar.
Aqui los muros de piedra, además de proteger las fincas, definían el camino.

Muros que allanaban caminos
El Camino d'a Portiacha permitía subir desde los Huertos de Mascún a los Campos de Lobartas. En esta foto se ve un tramo consolidado gracias a un pequeño muro de piedra que ha arrellanado la pendiente de la lastra rocosa.

Muros que cerraban cuevas
Son muchos los abrigos y cuevas cerrados para guardar ganado (ver en este mismo blog la entrada que habla de la Cueva as Bachellas). Todos tienen su gracia y saber hacer.
Esta imagen corresponde a la Cueva Bendosa.

Muros para cierres minúsculos
A veces los cierres eran muy pequeños.
Este se encuentra muy cerca de la Cueva Cortibiella y en la actualidad ya no guarda ningún apero útil, pero una carrasca ha sabido aprovechar el espacio para crecer protegida.

Muros que cercaban el terreno
Los corrales al aire libre exigían levantar por completo muros que cumplieran su función.
Lo que queda de a Corraliza de Santa Marina, en los pastos altos del Cerro Balcez y junto a la antigua cabañera, ven un paisaje formidable y se ventilan siempre a los cuatro vientos.

Muros que sustentaban el terreno
Aqui, en Cortibiella, estos restos que parecen bastante viejos indican los esfuerzos para mantener estable el terreno.

Muros que aterrazaban el monte
La ladera occidental de Turuezo todavía deja entrever aterrazamientos que sin duda deben ser bastante antiguos.

Muros en esperas de caza
En ocasiones servían muy bien para apostarse escondidos a la espera de poder cobrar alguna pieza.
Aqui vemos la Cueva d'o Palomarón (mal llamada en las guias de escalada "Cueva de los Cazadores") cuyo topónimo nos indica a las claras que antaño era frecuentada por palomos. Precisamente a la derecha de la cueva y al borde del acantilado se ve muy bien uno de estos muros sospechosos.

Muros en medio de lastras
Abajo de Cuchurudía aparece un muro de piedras que corre a lo largo de una amplia superficie de piedra.

Muros como murallas
En los Huertos de Mascún, el Huerto Francho se protege del contíguo río Mascún por un muro de piedra formidable, de un espesor inusual. En tiempos las crecidas del rio eran muy distintas.


Muros destruidos
El antiguo camino que de Rodellar bajaba hacia Pedruel aparece aqui literalmente cortado, desparecido por completo al abrirse una de tantas pistas que circulan por estos y otros montes.


Muros casi desaparecidos
El Reguero a Valle era un lugar parcialmente cultivado en los altos del Valle de Rodellar, junto al Cerro Arangol. Por su margen izquierda, cerca de donde pasa el Camino o Cuello, algunas viejas terrazas apenas se dejan ver gracias a cortos muros que prácticamente están devorados por el terreno.

Muros caidos
Mal frecuente, sin remedio y por generalizarse si alguien no pone interés en recuperarlos, los viejos muros de piedra seca se van desmoronando poco a poco.
Memoria y belleza que se van.
El Camino o Cerro sube hacia Balcez.

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